Las frutas de Colombia están exhibidas en los grandes almacenes o colgadas
en las plazas de mercado. Las llevan en sencillos transportes por las calles de
pueblos y ciudades, lucen en las jofainas de las palanqueras del Caribe, en la
mezcla de suculentas ensaladas o amontonadas en refrescantes salpicones.
Naturalmente, se
encuentran biches y maduras en árboles y paisajes fértiles. Frutas de Colombia
constituyen otra deliciosa forma de conocer la dulzura del país.
Las hay de diversas
formas, tamaños y sabores. De color verde, rojo, amarillo o del mismo que lleva
su nombre: naranja, mora o mandarina.
La variedad se halla
en cualquier parte del país de clima cálido, templado o frío. Algunas repiten
de cuna, pues tienen la particularidad de crecer en distintos pisos térmicos.
Sin tener que
adentrarse en los cultivos, las evidencias de la producción frutera del país se
notan por las vías nacionales. A la vera del camino y, especialmente, en climas
cálidos, los puestos de frutas son atractivos que decoran el paisaje y denotan
la generosidad de una tierra permanentemente apta y fecunda.
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